domingo, 16 de enero de 2011

Entrenarse para la vida

Reportaje publicado en la revista Estampas (16 de enero de 2011)

No sólo ejercitarse o hacer dietas ayuda a sentirse mejor. Con técnicas que cambian actitudes, unos cuantos venezolanos están recurriendo al coaching para alcanzar objetivos laborales y resolver problemas personales.

Desde mejorar las relaciones de pareja, aumentar la asertividad en el trabajo y hasta conseguir ciertos objetivos académicos, son muchas las cosas que pueden lograrse a través del coaching. Al menos así lo sugieren quienes lo promueven. Yannick Riviere es uno de ellos. Nacido en Francia, es licenciado en historia, ingeniero de investigación y con formación en comunicación. Desde hace dos años vive en Venezuela y trabaja como coach de vida, un título que obtuvo en un instituto especializado de su país natal. "El coaching consiste en un acompañamiento profesional a la persona que lo solicita para ayudarla a alcanzar, de manera práctica y concreta, ciertos objetivos específicos de su vida, identificando los obstáculos que tiene, determinando las herramientas necesarias para conseguir sus metas y motivándola a través de un plan de acción".

En inglés coaching significa entrenamiento y comenzó a practicarse en Estados Unidos y Europa a mediados de los años ochenta, aplicando al mundo gerencial las técnicas de los entrenadores deportivos a los atletas. La Federación Internacional de Coaching define esta disciplina como una "alianza entre un asesor y un cliente para maximizar su potencial personal y profesional", a lo que una guía publicada por la página especializada www.autocoaching.info agrega: "Se trata de un proceso en el que un coach ayuda a un cliente a definir acciones que le apoyan para conseguir lo mejor de sí mismo".

¿Quién puede solicitar la ayuda de un coach?
Originalmente lo hacían los gerentes de corporaciones que buscaban alcanzar un objetivo laboral, pero hoy cualquiera que lo desee puede recurrir a esta asesoría. Así lo plantea la Asociación Española de Coaching en su site, www.asescoaching.org, que incluye en su lista de candidatos potenciales, entre otros, "al que tenga una meta o un objetivo sin concretar, al que esté abierto a la transformación y el crecimiento personal y profesional, al que esté frenado en algún área de su vida o al que quiera encontrar el propósito y sentido a lo que hace".

"El coaching parte de la idea de que todos somos observadores y nuestras apreciaciones de la realidad son válidas —señala Adela Romero, abogada con formación como coach y experiencia de cuatro años. Sin embargo, en ocasiones nuestra interpretación de las cosas nos genera un conflicto personal o laboral. Si no somos capaces de resolverlo solos y el objetivo es importante para nosotros, es lógico que pidamos el acompañamiento de otra persona que nos ofrezca una mirada distinta y nos ayude a encontrar una salida".

"Alguna vez un amigo, un familiar o quizás usted mismo se han sentido estancados o frustrados porque desean conseguir un objetivo y no encuentran la manera de alcanzarlo. En esos casos, nosotros podemos intervenir como asesores", agrega Riviere, quien hace una salvedad: "Es fundamental que quien solicite esta asesoría lo haga por voluntad propia. He encontrado gente que pide el coaching para un esposo o un hijo. Eso no funciona".

¿Y cómo funciona?
"Lo primero es tener un objetivo", dice Adela Romero. "Cuando se acude a una sesión de coaching, el interesado debe saber qué desea resolver en su vida profesional o personal. Y esto aplica para cualquier cosa, ya sea mejorar la comunicación con sus compañeros de trabajo, superar el miedo a hablar en público o aprender a manejar un vehículo sincrónico. Con ese punto de partida, el coach le hace preguntas sobre distintos ámbitos de su vida, para conocer sus percepciones del mundo laboral, personal y familiar y determinar qué obstáculos están impidiéndole alcanzar esa meta. Cuando el coach tiene un panorama claro, le ofrece al asesorado una interpretación que a lo mejor no había visualizado y arma junto a él un plan con tareas bien definidas".

De acuerdo al portal especializado www.coach ingparaelexito.com, las sesiones funcionan como conversaciones en las que asesor y cliente describen juntos la situación deseada por el solicitante, determinan su estado actual, elaboran un mapa de opciones y recursos, un plan de acción y verifican resultados. "Nuestros resultados son consecuencia de nuestras acciones o conductas, y éstas, a su vez, son el reflejo de nuestros pensamientos. La mejora del rendimiento se produce cuando enriquecemos nuestros modelos mentales y podemos generar nuevas respuestas", apunta el site.

"Hay una fórmula básica en el coaching —agrega Riviere. En un contexto similar, la misma actuación nos da el mismo resultado. Si una persona está contenta con los resultados debe seguir actuando igual. Pero si los resultados no le gustan entonces debe cambiar la actitud. El coaching busca que el asesorado tome conciencia de su potencial, pero también de las limitaciones que le imponen sus percepciones. Lo que vivimos no es la realidad sino lo que vemos de ella. Cada uno tiene un mapa mental con el cual construye su comportamiento. Los coaches trabajamos para lograr que nuestros clientes cambien los patrones de conducta que se han convertido en obstáculo para su objetivo".

Por lo general los programas de coaching no deben durar más de 12 sesiones, de manera que las personas se tracen objetivos alcanzables. "De hecho, lo ideal es que en cada sesión se establezcan tareas que puedan ser cumplidas para la jornada de asesoría siguiente —apunta Riviere. Sólo así las personas sentirán que avanzan".

El método: La palabra es acción
La Programación Neurolingüística y la aplicación de la inteligencia emocional son dos herramientas de las que se valen los especialistas para obtener cambios en los asesorados. "Con la Programación Neurolingüística trabajamos permanentemente en hacerle escuchar a las personas las afirmaciones que pronuncian —comenta Yannick Riviere— porque las palabras se convierten en acción. Una vez el cliente concientiza lo que dice sobre su problema, promovemos en él la creación de nuevas afirmaciones y pensamientos que deriven en un comportamiento distinto".

"Los seres humanos somos la suma de lenguaje, emoción y gestualidad corporal. Por eso proponemos a los clientes un plan de acción con actividades concretas que debe cumplir en estos ámbitos, dependiendo del objetivo que quiera alcanzar —agrega Adela Romero. Por ejemplo, si la persona necesita poner límites, se le motiva a poner en práctica ciertos gestos o movimientos que lo ayuden. Si necesita tratar un tema del que es difícil hablar, se le invita a practicar una conversación adecuada y si se siente triste o con desasosiego, se le hace abordar los juicios que están detrás de esas emociones para que los concientice y pueda intervenirlos desde una conversación interna".

¿Equivale a terapia psicológica?
Definitivamente no. Aunque los coaches se valen de herramientas motivacionales, instrumentos que buscan cambiar actitudes y percepciones, los especialistas insisten en que este tipo de ayuda no busca sanar ninguna herida emocional. "Quien busca la ayuda de un psicólogo lo hace para iniciar un proceso de investigación a largo plazo sobre su propia vida y su pasado, de manera de conseguir respuestas a sus problemas a partir de esa reconstrucción —asegura Yannick Riviere. Al coaching se recurre cuando una persona sana está parada frente a un problema específico y requiere acompañamiento profesional para encontrar soluciones. Como coach no me enfoco en el pasado de la persona sino que me proyecto con ella en un futuro muy cercano, con la idea de cambiar una actitud y una postura para alcanzar un objetivo bien definido".

"Nosotros resolvemos problemas específicos —advierte Adela Romero. Si una persona acude a una sesión de coaching con un conflicto de personalidad, nuestra responsabilidad ética es remitirlo a un psicólogo o psiquiatra".

¿Quién puede convertirse en coach?
No hay un perfil académico determinado. Los coaches son oyentes y motivadores, por lo que, más que formación en un área específica, requieren destrezas asociadas al liderazgo. En Estados Unidos, Europa y varios países de América existen institutos dedicados a la certificación profesional de coaches, pero muchos de los asesores provienen de carreras tan disímiles como la ingeniería, el derecho o la comunicación. "Lo fundamental es saber escuchar con amplitud, tener una alta capacidad de observación para interpretar activamente lo que la otra persona te dice y proponer planes de acción que la ayuden a tomar decisiones —señala Romero. No es indispensable ser experto en la materia u oficio que maneja tu cliente, pero es muy útil contar con herramientas gerenciales y cultura general".

Madurez y empatía son otras habilidades fundamentales para Riviere. "El coach debe tener capacidad de ponerse en los zapatos del otro sin juzgarlo, vocación para ayudar y curiosidad real por lo que a los demás les ocurre. Además, no debe ser demasiado joven, pues se requiere cierta experiencia de vida para entender mejor a las personas que solicitan ayuda y promover una solución adecuada".

¿Es efectivo?
Según Yannick Riviere, las personas que recurren al coaching y se comprometen en el proceso obtienen resultados positivos para su vida, fundamentalmente porque son motivados al logro y trabajan por sus metas. "80% de los clientes que solicitan asesoría tiene baja autoestima, pero el coaching los hace sentir más satisfechos con su propia realidad, fundamentalmente porque les demuestra que son capaces de alcanzar objetivos por sus propios medios, descubriendo o redescubriendo sus potencialidades y modificando percepciones que tienen de sí mismos y de los demás".

Sin embargo, los especialistas insisten en que se trata de un acompañamiento y que, al final, los resultados dependen del compromiso del asesorado. "Un coach parte del supuesto que el cliente cuenta con los recursos necesarios para su desarrollo y la superación de límites o de situaciones de estancamiento —puntualiza el website www.espaciocoaching.com.ar. El coach es su acompañante en el proceso, proponiendo actividades de reflexión, análisis y creación, para que el cliente mismo genere los medios que le habiliten diseñar su camino y transitar en él".

Efraín Castillo

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